jueves, 2 de enero de 2020

¿Qué fue de mi recuperación y cómo estoy?

Primer Blog del Año y el segundo más difícil pero el más largo. ¿Por qué? Porque recordar es volver a vivir... Hoy puedo decir POR FIN que ya todo pasó. En serio, vivita y coleando.

Pero si hace meses atrás, alguien me hubiera dicho que hoy estaría escribiendo ésto, probablemente no le hubiera creído. ya que en esos días, en los que mi Fe tambaleaba y la autocompasión se apoderaba de mi, pensar que todo pasaría era sólo parte de un sueño. Y lo dije, ni siquiera yo sabía que todo estaba a punto de empezar.

Una de las frases más comunes que escuché en aquellos meses, fue "Ten paciencia", "tiempo al tiempo", seguido de un "aprovecha éstos momentos para encontrarte contigo misma". 
Cuando lo único que quieres es estar bien y sentirte como siempre, éstas frases son sólo repetitivas. Nadie entiende lo que sientes hasta que lo vive. Lo digo yo que aprendí a ser más tolerante con los demás, después de lo que me pasó.

Una semana del alta. Pude celebrar el cumpleaños de mi hermano

Mientras que para muchos todo pasó muy rápido, para mi fue una eternidad. 


PRIMER MES
Me acostumbré a hacer  lo mismo desde que despertaba hasta que me acostaba. Por lo menos el primer mes. Y con lo mismo me refiero a no hacer mucho. 
Intenté hacer las cosas de antes, porque según yo todo estaba bien. La primera semana no sentí grandes secuelas, sólo un fastidio en la visión cuando iba de copiloto en auto, pero más que eso no. Intenté manejar y hacer el mismo esfuerzo de antes, intenté maquillar y, aunque no lo hice mal, me costó demasiado, una hora se me hizo una eternidad y empecé a sentir pequeños vértigos y esa sensación horrible de estar inclinada todo el tiempo. Por si no fuera poco, esa misma sensación me empezó a generar ansiedad, y la ansiedad trajo consigo fuertes ataques de pánico, y esos ataques de pánico terminaron por aislarme sola en casa porque ese era el único lugar donde me sentía segura. ¿Wao no? Nunca lo conté porque sentía mucha vergüenza. Yo no era la misma y eso me estaba matando. Empecé a perder la Fe.

Nadie entendía los sentimientos que tenía por todo eso, las Neurólogas (porque fueron varias) decían que era parte del proceso y que hasta que no pasara el primer mes desde mi alta no podían hacer mucho. Las pequeñas secuelas leves estaban empezando a florecer, se estaban haciendo notar y cada vez me sentía más incomprendida. No podía leer y fijar la vista me costaba mucho, por lo que los libros que me ayudaron por mucho tiempo a mantener mi vida Espiritual activa, no me servían de mucho. Tampoco podía escribir y el plan de retomar el Blog era algo alejado.

Trataba de entender porque me estaba pasando ésto a mi. La irritación y el mal humor se apoderaban de mi. No podía jugar con Mateo, no podía sacarlo a pasear. Ni siquiera podía hacer un simple mercado porque salir de casa implicaba hacer esfuerzo y no podía hacerlo. Sentía que descuidaba todo. Mi casa, mi familia, mi matrimonio. A mi misma. Y, era tan simple, todo era cuestión de tiempo. Pero en esos momentos, qué difícil era verlo así. Esa Karla, acostumbrada a tener todo bajo control se estaba esfumando, o quizás era un aviso de que ya no debía existir más.

SEGUNDO MES
El segundo mes no fue mejor, incluso los vértigos y molestias se marcaron aún más. Veía doble todo el tiempo, sentía estar inclinada incluso echada y me aislé por completo en casa. Dejé de salir a caminar, y si lo hacía debía hacerlo con alguien de la mano y eso me hacía sentir débil. ¿Tonterías no? Necesitaba siempre ayuda para hacer las cosas y las fatigas mentales empezaron a aparecer. Éste mes, probablemente fue el más difícil de todos. Me recomendaron pedir ayuda psicológica, porque me estaba sumiendo en la depresión y autocompasión. En mi ya no estaba preguntarme "¿Para qué yo?", sino todo era un "¡¿POR QUÉ YO?!. Cómo en un dos por tres dejé de ser la de antes, sin previo aviso. Yo no tenía nada de especial, no estaba sacando ningún provecho de ésto, y cada vez me sentía peor. ¡¿POR QUÉ YO?!

Recuerdo que a mitad de ese mes, es decir un poco más de un mes y medio de mi alta, sentí ese fondo que tocas cuando ya no puedes más. Conversé muchas veces con mi confesor, pero no fue hasta ese día que las cosas dieron un vuelco. Ya estaba cansada de quejarme, de llorar, de lamentarme, de sentirme poca cosa. Yo misma me había ocasionado eso, y estaba dejando de ver las pequeñas grandes mejoras que SI aparecían en mi. Me di cuenta que podía sacarle provecho a ese mal rato, y transformarlo en algo bueno. Yo podía ver a Mateo, tocarlo, conversarle, abrazarlo y besarlo. Podía acostarlo y sobretodo hablarle. Estaba viva para eso y si me lo permitía, para más. Sólo que de una manera diferente. Era lo que me tocaba vivir en ese momento y debía estar agradecida. Quizás más adelante, ésto le podía servir a alguien que estuviera atravesando lo mismo.

Un mes y medio del Alta, empezamos la verdadera recuperación

Empecé a darme una oportunidad. No estaba en mi 100%, pero hacer algo era mejor que estar tirada en cama. Empecé a hacer los ejercicios mentales y físicos (de kinder) que me recomendaron, agarré un poco de confianza para salir de a pocos, siempre con ayuda pero era eso o quedarme en casa. Con o sin malestar, hacía las cosas, porque repito TODO ESO ERA MEJOR QUE NADA.
Volví a trabajar en mi Fe y a ser sobretodo agradecida. Decidí ofrecer todas mis penas y malestares por los que realmente no podían hacer lo que yo, incluso por los que no tenían la oportunidad de estar vivos. Y todo empezó a tomar sentido. 
Siempre es mejor cuando haces algo por alguien más ¿verdad?.


Pinta libros: empezamos con crayolas gruesas
Pasamos a plumones y colores
Trabajos manuales, cortar y pegar
Coquitos y trazos
Juegos de mesa, para pasar tiempo con Mateo (y estimular a la mente)

Mi confianza, mi fortaleza y mi Fe era Dios. Empecé también a ver esas pequeñas grandes mejoras, trabajé como nunca en recuperarme, y si bien habían días de retrocesos, ya nada me paraba. Estaba sobre la marcha y debía seguir. Si habían mejoras entonces la cura estaba cerca. De eso estaba completamente segura. 
Mi familia siempre estuvo conmigo, nos unimos muchísimo más en el proceso, muchas personas oraron conmigo y por mi y eso me dio fortaleza. Entendí muchas más cosas sobre mi, mis prioridades, lo que quería en la vida, mis metas y sobretodo sabía que quería volver a ser mamá.

#Bebéabordo
Dos meses después de mi alta, nos enteramos que seria mamá otra vez. Y, aunque sentí mucho miedo, sabía que Dios me estaba dando una nueva oportunidad. Ya no luchaba sólo por mi, sino por ese pequeñin que crecía dentro de mi. Si yo quería que Mateo y él sean fuertes, yo debía de serlo por ellos. Y aquí estoy. Cuatro meses después, puedo decir que vencí a la Meningitis.

Quizás si tengo alguna que otra secuela por ahí, invisibles al ojo humano. Pero sobretodo tengo muchas ganas de vivir. De quejarme menos. De ser agradecida. No se si he comprendido por completo PARA QUE estoy viva, pero se que existe una razón y estoy en el camino de descubrirla.

Bendiciones,
Karla.